Considerado el texto anterior, ahora propongo una medida concreta que posibilita la certeza al respetar un proceso de incertidumbre.

La idea la tomé de un paciente que terminó una relación y se hundió…

Empezó su duelo con una resignación atípica:

en lugar de obligarse a estar bien, se permitió deprimirse el fin de semana que pasó la separación.

El  lunes empezaría a trabajar y a moverse.

Rendirse y darse chance por un rato de lamerse sus heridas, le quitó parte del malestar.

Esta intención aceleró su resignación y le permitió empezar a moverse antes de lo planeado, el domingo ya empezaba a sentirse más claro.

Me comentó que parte de su estrategia venía de un criterio de inversiones denominado:

“stop loss”

Esto se refiere a una instrucción que impide mantener recursos en una inversión que ya rebasó una pérdida que se definió previamente.

Esta pérdida potencial, ya anticipada, se bloquea si llega a manifestarse.

Ése era el criterio de darse el fin de semana para hundirse.  No más de 2 días.

Ese tiempo no se exigiría una disposición que no le era natural. Ese par de días era su pérdida consciente establecida.

Esta decisión le permitió disminuir su nostalgia al dejar de obligarse a sentir algo diferente, ahorrar energía y brindarse control de que él establecía una caducidad más realista a un momento doloroso.

Se redujo la duración de la tristeza y el vacío, al dejar de luchar con ellos.

Establecer una frontera próxima,  que no inmediata, en un momento de dolor, te permitirá trascender esa incomodidad emocional con más fluidez que si sólo tratas de obligarte a sentir algo diferente en un evento que te rebasa.

No forzar, pero sí establecer una frontera a mediano plazo, permite cicatrizar una pérdida cuando dejas de pelear por sentir algo que no es espontáneo en un momento de dolor.

Asumir esa incomodidad con consciencia por un rato, acelerará la llegada del alivio.