Cómo rendirte

Hay momento para sembrar y otro para cosechar. Hay ocasión para moverse y otra para restaurar, de tal modo que el desarrollo sea fluido y sustentable, incluso exponencial.

Pero creo que uno de mis mayores sesgos es no saber parar cuando llevo rato haciendo algo y veo que los resultados no son simetricos con la cantidad de energía invertida.

Seguir leyendo Cómo rendirte

Pies silenciosos

Me parece fascinante y práctico rastrear la esencia de algunas actividades que me gustan; el pedacito que puede generar grandes resultados con poco esfuerzo.

En los últimos 2 meses en medio de miedo, achaques, somatizaciones y lesiones le bajé a la escalada…

A diferencia de otras veces en las que me frustro y pienso que perderé lo ejercitado por la pausa…

Ahora el miedo a estar enfermo, dirigió mi atención a algo menos superficial que el ejercicio y aclarar mis temas de salud.

Seguir leyendo Pies silenciosos

Entrenas aunque no te des cuenta.

“No hay un mal entrenamiento”.

Es una idea recurrente que ya he mencionado antes y que me ayuda a moverme cuando no ando al 100, cuando me lesiono, cuando pierdo dinero, cuando suelto hábitos que me enriquecen.

 

“No hay un mal entrenamiento”, se refiere a que una vuelta a la calle, 1 peso ahorrado, un acercamiento torpe en un momento de silencio resentido… son ejecuciones que para mi parte lógica no tienen sentido, pero que a la parte emocional le brindan 2 beneficios:

1) identidad, a partir de una acción concreta, y:

2) inercia, para dar continuidad a algo que se mermó o arranque a algo que parece abrumador.

 

Hace unas semanas me encontré con un agregado a la idea de que no hay mal entrenamiento…

En realidad siempre hay un entrenamiento, sólo que no vemos hacia dónde se orienta la inercia. Si compro, dejo de ahorrar; si soy indiferente, dejo de ser empático. Siempre hay un hábito que se cultiva con acción  u omisión.

Psicólogo de México DF describe cómo entrenamos aunque no nos demos cuenta.

Seguir leyendo Entrenas aunque no te des cuenta.