Cuando tu maestro se llama dolor
Antes de compartir el siguiente texto quiero aclarar que cualquier abuso permitido y no aclarado y resuelto me parece una falta de cuidado hacia uno y hacia el abusador que es tolerado y mantenido en ese esquema…
La semana pasada Ilse, me contó lo siguiente:
Mariana. Se llama Mariana, me dolió mucho lo que dijo…
Dijo en frente de otras compañeras de trabajo que yo no era talla chica, que era talla mediana, varias se rieron y la jefa dijo: “¿¡Perdón!?” Para que ella se callara.
Mariana respondió: “Nada.”
Más tarde, me encontré con mi jefa en la oficina de la contadora y ella me vio rara, me preguntó si estaba bien, le contesté que sí, pero ella insistió, le dije que después le diría y ella cerró la puerta y me dijo que mejor lo platicáramos de una vez.
Le conté que me había molestado el comentario de Mariana, que no sabía porque si yo no me metía con ella, ella desde que entré a trabajar aquí siempre me anda criticando. Yo vengo a trabajar, no me meto con nadie, creo que genero buenos resultados, y su comentario, no me gustó, por eso es que ando rara… Le dije.
Ella me contestó que hablaría con ella. Más tarde Mariana me mandó un mensaje de disculpa por WhatsApp. La sentí como forzada, le contesté que no había problema, aunque hasta ahora me sigue pegando eso que dijo…