Barrer, lavar, doblar ropa, comer con calma, cocinar, desplazarse, dormir, bañarse… respirar.
Lo pequeño cotidiano carente de glamour, es el fundamento de nuestros objetivos más ambiciosos.
Barrer, lavar, doblar ropa, comer con calma, cocinar, desplazarse, dormir, bañarse… respirar.
Lo pequeño cotidiano carente de glamour, es el fundamento de nuestros objetivos más ambiciosos.
Hay una idea que me ayuda a estructurar el malestar, tanto a nivel personal como en el trabajo con mis pacientes; consiste en que todo lo que interpretamos como un problema en nuestra vida se reduce a 3 miedos fundamentales:
1. El miedo de la separación.
2. El miedo de ser insuficiente.
3. El miedo de la incertidumbre.
Había un hombre que decía que sentía que 2 perros peleaban en su interior.
Uno era cariñoso, tierno, atento a la armonía y satisfecho en general.
El otro era inseguro, rabioso, reactivo y paranoico.
Los 2 perros peleaban, con cada decisión del hombre, esta lucha se evidenciaba más cruda en momentos de crisis.
Cuando alguien escuchó esto, le preguntó al hombre cuál de los perros ganaba.
El afectado se quedo callado un momento.
Contestó después:
el perro que gana es aquel que más alimento.
El siguiente fragmento es una traducción y adaptación del libro: La Matriz Divina de Gregg Braden:
LAS “IMPERFECCIONES” SON LA PERFECCIÓN