Un día lluvioso es un día lluvioso, más que un día “malo”…
Es algo que procuro decirme cuando ando bajón de ánimo.
Quizá estoy empapado y sin paraguas, y las circunstancias inmediatas me hacen repelar, pero si voy más allá de mi frustración inicial y acepto mi poca disposición, me encuentro con que me es posible encontrar un “drenaje emocional”.