Aprovecha la inercia de las preguntas.

Una herramienta que subestimamos para pausar el sufrimiento es la pregunta.

Sólo que así como es un instrumento de alivio, también puede serlo de automaltrato, en consecuencia, también un elemento que si usamos sin atención termina por hacernos sentir peor.

Pienso en 3 maneras de cuestionar, de éstas, hay un par que van a elevar nuestro ánimo en momentos vulnerables:

1. Preguntas reclamo.

2. Preguntas refugio.

3. Preguntas inspiradoras.

Voy a empezar por describir la preguntas que nos lastimaran y pasaré después a describir las que pueden pausar el malestar y después las que pueden mejorar nuestra disposición.

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Tu reglamento personal

El dolor, la angustia, la tristeza, el caos…

…son maestros notables.

Sus lecciones son profundas, nos obligan a atender, a enfocarnos, a ser presentes, a ser conscientes.

Cuando algo nos lastima de una manera que no podemos justificar, tenemos una brújula personal que nos posibilita la construcción de un reglamento hecho a nuestra medida.

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¿Respiras de más?

Desde hace 1 año aprox, me empezó a caer el 20 de que es muy fácil comer de más, comprar de más, entretenerme de más, sobreentrenarme…

Por personalidad, genética y cultura, la tendencia predeterminada es la voracidad, querer más, buscar más, tener más sin detenernos a pensar en umbrales de satisfacción funcionales y concretos afines con nuestro  contexto particular.

Ese pensamiento es una constante en mi cabeza, lo que nunca hubiera  imaginado es que el dichoso “más”, ha llegado a nuestro elemento básico: la respiración.

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