Se me ha dado dormir poco la mayor parte de mi vida, con su respectiva cuota de cansancio.
A finales del año pasado me encontré con una idea recurrente: el descanso es indispensable para una vida armónica; en consecuencia, robarle horas al sueño merma la felicidad y la salud.
Comencé a darle más atención a mis horas de sueño, pero al hacerlo por un sentido de obligación, me estresaba y más trabajo me costaba dormir.
Una estrategia que me funcionó, y que no había hecho consciente aún cuando la había experimentado en algunas vacaciones fue tomar siestas.
Seguir leyendo Cómo dejé el insomnio →