Me dolió ver como su pancita se agitaba y se encontraba con los ojos cerrados, en vísperas de navidad.
El diagnóstico: hepatitis.
Me dolió ver como su pancita se agitaba y se encontraba con los ojos cerrados, en vísperas de navidad.
El diagnóstico: hepatitis.
Que el cambio de estación no afecte tu ánimo, haz que el otoño sea una época agradable y feliz
Algunas personas ponen más atención cuando escuchan música, otras con silencio total, ¿a ti que te funciona más?
¿Cuántas veces te ha pasado que no puedes terminar alguna tarea porque te distraes demasiado? “La principal razón para desconcentrarse es que no hay interés en la actividad o el tema en el que se trabaja. Por el contrario, cuando le encuentras utilidad te enfocas más”, indica el psicoterapeuta Arturo Hernández Vera.
El viernes pasado una amiga me contó una metáfora que me aclaró muchísimo en un asunto que tenía pendiente…
Me contó lo siguiente:
Imagínate una chava que se quiere ir de su casa, que a lo mejor no tiene claro que se quiere ir de su casa, sino que quiere casarse…
…para irse de su casa.
Supón, entonces, que se casa y se va de su casa.
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De chico mi papá me regaló una caja de carrito metálicos.
Me encantaban. Tenían un motorcito que funcionaba al jalar al carro para atrás y soltarlo.
Entonces, el juguete se deslizaba con una velocidad tremenda que duraba…
Un par de segundos.
El barco y el martillo
Hay un cuento que me encanta de John Grinder y Richard Bandler y viene en su primer libro intitulado: De Sapos a Príncipes.
Había una vez un enorme barco que no arrancaba, el capitán llamó a un mecánico para que revisará la nave, le explicó cómo de pronto había dejado de funcionar. El mecánico sacó de su caja de herramientas un pequeño martillo, y se puso a recorrer los pasillos silbando, el capitán lo veía intrigado, después de un rato el especialista llegó junto a un tubo enmohecido, le dio un par de golpes suaves con el martillo…
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El siguiente texto es una adaptación de Kevin James, creador de un diario motivacional de 5 minutos:
Muchas veces escuché la frase: “No te compares con los demás” o “eres único e irrepetible”… Lo curioso es que como tantos otros aforismos que a un nivel lógico resuelven el problema, en el plano visceral tienden a estimularlo.
Pensaba que compararme con los demás es malo, ahora me doy cuenta que compararme con los demás no es un acto que me hará sentirme menos, sino que puede inspirarme a evolucionar.