Me ha costado respirar.
Me he puesto tembloroso.
He sentido el pecho apretado, la garganta cerrada y ganas de llorar sin poderlo lograr.
Me ha costado respirar.
Me he puesto tembloroso.
He sentido el pecho apretado, la garganta cerrada y ganas de llorar sin poderlo lograr.
Un amigo me recomendó este libro. Lo conseguí. Lo devoré.
Si tratará de destilar el esencialismo en una oración sería:
MENOS, PERO MEJOR
Tardé mucho en darme cuenta del impacto práctico que pueden tener las preguntas.
Normalmente lo que hacía, era dar por supuestas las cosas y emociones que sentía. Y si algo me molestaba sólo lanzaba una pregunta supeficial como reclamo.
Al trabajar con pacientes me he dado cuenta cómo las preguntas me orientan y me aclaran con la persona que escucho.
“Apetecer“, es un verbo al que le agarro gusto de poco tiempo para acá.
Me resulta muy práctico en mi día a día.
Cuando menos me estreso, es cuando algo se me antoja. En esa posición no existe una necesidad por alcanzar; por consiguiente no hay miedo a la pérdida o al fracaso.
Apetecer, es una intención que me ayuda a soltar espectativas y a moverme con curiosidad y ligereza con ganas de dejarme sorprender.
* El siguiente texto es un fragmento de Lo Único que Importa de Neale Donald Walsch.
Hablemos un poco, por favor, de las expectativas. Específicamente, las que te fijas para ti mismo.
[…] ten cuidado de no “fijar la barra” demasiado alta en términos de cómo o cuándo llegar allí.
[…], todo lo que haces te lleva adelante en la senda de la evolución, así que no te regañes ni te atormentes por no “hacerlo bien” […].
Nada te hará sentir entrampado más rápidamente que esperar lo imposible de ti mismo.
No estás obligado a ser o hacer nada, y nada se exige de ti.