Un tema en el que insisto en terapia es el de ser muy cautos con querer eliminar una sensación desagradable.
El dolor, la tristeza, la angustia, la desesperación, no son malas experiencias, son incómodas, pero son una guía.
Trataré de señalar su importancia con un ejemplo:
Creo que todos nos hemos quemado por tocar algo caliente alguna vez. Hay dos resultados por lo general: el primero, nos alejamos de lo que acaba de quemarnos, el segundo, aprendemos a ser cuidadosos y no volver a ponernos en una experiencia similar.
Por desgracia cuando sentimos alguna emoción desagradable, queremos dejar de sentir dolor aún cuando seguimos tocando una experiencia que nos quema con desesperación, angustia, tristeza, impotencia… seguimos haciendo las mismas cosas y experiencias que nos generan esas emociones, una de las cuales es tratar de eliminar esa sensación lo más pronto posible.
Si no te doliera quemarte, terminarías calcinado, que te duela quemarte no es malo, es útil.
¿A qué estufa caliente te aferras en tu vida y pides que te deje de doler?
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