Como la repetición es una manera de aprender, escribo esto que es muy parecido a una entrada del 2019 intitulada :
“Construye tu refugio.”
En esta línea, ahora me diría:
“Construye tus templos”.
Mis papás me educaron como católico, y si bien, no me brindan paz los rituales, ni las ceremonias de mi religión, sí me da mucha armonía estar en iglesias vacías y silenciosas, y eso mismo siento con mezquitas, o con otros templos orientales…
En esas atmósferas me restauro y encuentro claridad.
Así como hay experiencias o relaciones que me dan bajón, también habrá sus opuestos: circunstancias inesperadas que me regalan inspiración, y los templos sin gente son el ambiente óptimo para empezar a encontrar mis respuestas con ansiedad o sin ella.
Creo que la clave se encuentra en no subestimar el impacto de los momentos de tranquilidad, y ser atento a qué los detonó. En los templos hallo esa clase de gatillo.
Esta consciencia, me posibilita incorporar un recurso para motivarme con intención y no sentirme tan preocupado por circunstancias que puedan deprimirme, amargarme, generarme culpa o ansiedad.
Hace un par de semanas en el lugar menos pensado hallé un “templo” bastante particular.
Fue un Starbucks…
No me fascinaban estas cafeterías, por eso mi sorpresa…
6am, de lunes a sábado y 7am en domingo… al menos esa sucursal, está en servicio, pero muerta, a veces callada, a veces con música tranquila, la atención excelente y pronta, el lugar impecable…
Todo el ruido mental, saturación y mi persecución interna se diluyen, dejo el celular en “no molestar”, y fuera de mi alcance para escribir y leer papel.
Después de hora y media, 2 o hasta 3 dependiendo de qué tan abigarrado se torna el espacio o qué tan renovado me sienta, me voy agradecido y con más paz de la que llegué.
Hace poco leí un texto que se llama “La oración de corredora”, que relata cómo una chica encuentra paz y conexión con algo más grande que ella cada vez que sale a correr… si tiene algún conflicto con su pareja, tratan de hacer pausa y salir a correr y regresan con una disposición distinta…
Creo que eso es construir templos: volver lo profano y cotidiano un paraíso, ser sensible a cómo me hace sentir, a cuáles son los tiempos y la relación que establezco con quién y lo que me rodea para adueñarme de trincheras que me regalen armonía.
Ahí, por mi personalidad, por mi disposición, por buscar espacios de vacío y de silencio, puedo encontrar pedacitos de Cielo en un mundo que me venden que está hecho de drama y supervivencia.
En cafeterías tranquilas, en Viveros de Coyoacán o el Bosque de Tlalpan en esta ciudad… en la calle misma un sábado o domingo a las 6am, ahí están mis espacios donde cargo pila.
¿Dónde es tu espacio o relación de restauración (que no de evasión, pues ahí llega una cruda emocional despuésde la experiencia)?