Me parece fascinante y práctico rastrear la esencia de algunas actividades que me gustan; el pedacito que puede generar grandes resultados con poco esfuerzo.
En los últimos 2 meses en medio de miedo, achaques, somatizaciones y lesiones le bajé a la escalada…
A diferencia de otras veces en las que me frustro y pienso que perderé lo ejercitado por la pausa…
Ahora el miedo a estar enfermo, dirigió mi atención a algo menos superficial que el ejercicio y aclarar mis temas de salud.
Me pegué con una amiga que está entrenando súper duro y con otra que apenas en julio volvió a caminar después de un accidente que tuvo en marzo y fue interesante ver diferentes contextos, motivos, estilos…
Descubrí en este contraste que podía hacer ejecuciones que la amiga fuerte puede desempeñar, si me sintonizaba con el ritmo de la amiga en proceso de rehabilitación.
Ahí descubrí la esencia de la escalada: la técnica…
Y la piedra angular de la técnica: apoyarse en las piernas…
Y la raíz de de esta piedra angular:
PIES SILENCIOSOS.
Si me dedico a poner atención en mis pisadas, en no patear, ni arrastrar, si le quito estrés a las manos, no habrá necesidad de tanto desgaste y aparecerá una libertad novedosa.
De entrada, pisar sin hacer ruido, sin subir, y sólo vagabundear en un metro de cada lado, puede parecer aburrido, sin embargo se genera una sensibilidad y una relación con la pared que me sorprende, hasta este momento por 2 aspectos al menos:
por un lado, el riesgo de lesiones disminuye, por otro se pueden sacar rutas y distancias sin necesidad de entrenar ni tantos metros, ni tan fuerte.
Esto que encuentro en la escalada es idéntico a lo que me dijeron cuando corría y cuando tomé clases de tango:
ve a tierra, no rebotes, sé consciente de tu centro de gravedad, no desperdicies energía…
En 3 actividades tan diversas: escalar, correr, bailar tango, un fundamento literal es la pisada silenciosa.
Ésto me lo quiero llevar a mi vida diaria:
Mirar donde estoy parado. Cuál es mi contexto concreto. Dónde puedo pisar con delicadeza y decisión.
Si estoy bien apoyado el resto de los movimientos no requerirán tanta energía, es probable que incluso pueda descubrir que hay muchas decisiones que ni siquiera requiera tomar, que encuentre una esencia, como los pies silenciosos, que me permitan hacer las cosas con poco esfuerzo y resultados equivalentes o superiores a cuando me he partido el alma.

Me encantó, gracias, Doc!!!
Definitivamente compartiré esta entrada.
Cada paso, cada movimiento, mientras más planeado mejor. Pisar ligero, pisar con cautela y sin hacer muchos movimientos, me resulta cómodo y agradable además de maravillosamente fructífero.
=)
Y ya el colmo de la pisada silencioso, sería, simplemente atender donde están mis pies, sin moverme por reacción, y preguntarme, así, en quietud, ¿cómo llegué a plantarme a aquí.
A veces los mejores movimientos, vienen de ser administrado en el dinamismo y apreciar la lentitud y la pausa.
¡Un abrazo Soledad!