“Autosabotaje”.
Idea recurrente y frustrante.
Un ejercicio de conciencia y responsabilidad que se puede volver un instrumento de maltrato.
Hace casi un año empecé a ser atento a la idea de “bloqueo”.
De que traigo algunos bloqueos emocionales que me dificultan moverme o recibir lo que digo que quiero.
Por bloqueo entiendo cualquier resistencia que surge cuando me pido: fluir, agradecer, soltar, aceptar, rendirme, creérmela o palabras equivalentes no son tan sencillas de ejecutar.
Al reconocer esos “bloqueos”, me intrigó explorarlos y suavizarlos, en lugar de negarlos.
Hace unas semanas meditando, me encontraba con una intención que me dio alivio. Buscar ayuda. Reconocer con humildad que esos bloqueos no son tan fáciles de trascender…
La intención fue:
“Ayúdame a dejar de interferir”.
Ligo esta idea con el autosabotaje.
Si dejo de sentirme víctima para pasar a sentirme culpable y autodestructivo, creo que una manera de ir desmantelando esta autopercepción, es retroalimentarme con la mirada o contacto de una referencia refrescante.
Puede ser concreta, una relación, un contexto, o puede ser abstracta, como esta petición.
Si una parte de mí, se aferra aún a patrones, mañas y certezas dolorosas cristalizadas, pedirle a algo más grande en lo que crea, me ayuda a dejar de reciclar dolor.
Hasta ahorita, me quita carga esa idea en momentos obscuros:
“Ayúdame a dejar de interferir.”
Si llego a un punto en el que yo me veo como mi mayor enemigo, cuando se me viene a la cabeza la idea de “autosabotaje”, ¿por qué no pedir ayuda a Algo o Alguien más grande a que me eche la mano con dejar de interprerarme como impostor, saboteador, culpable, egoísta o adjetivos anexos?