Cuando tu maestro se llama dolor

Antes de compartir el siguiente texto quiero aclarar que cualquier abuso permitido y no aclarado y resuelto me parece una falta de cuidado hacia uno y hacia el abusador que es tolerado y mantenido en ese esquema…
La semana pasada Ilse, me contó lo siguiente:
Mariana. Se llama Mariana, me dolió mucho lo que dijo…
Dijo en frente de otras compañeras de trabajo que yo no era talla chica, que era talla mediana, varias se rieron y la jefa dijo: “¿¡Perdón!?” Para que ella se callara.
Mariana respondió: “Nada.”
Más tarde, me encontré con mi jefa en la oficina de la contadora y ella me vio rara, me preguntó si estaba bien, le contesté que sí, pero ella insistió, le dije que después le diría y ella cerró la puerta y me dijo que mejor lo platicáramos de una vez.
Le conté que me había molestado el comentario de Mariana, que no sabía porque si yo no me metía con ella, ella desde que entré a trabajar aquí siempre me anda criticando. Yo vengo a trabajar, no me meto con nadie, creo que genero buenos resultados, y su comentario, no me gustó, por eso es que ando rara… Le dije.
Ella me contestó que hablaría con ella. Más tarde Mariana me mandó un mensaje de disculpa por WhatsApp. La sentí como forzada, le contesté que no había problema, aunque hasta ahora me sigue pegando eso que dijo…
Cuando terminé de escuchar a Ilse me preguntó qué opinaba, le contesté que no conocía a Mariana, pero que sentía coraje cuando ella me compartía eso. Le dije a Ilse que varias veces me ha dicho que su trabajo es muy cómodo, le va bien económicamente, tiene un horario bastante flexible, muy buenas prestaciones… pero que también se siente estancada, y que ella consideraba ese trabajo como una transición hacia otro proyecto, que en ese trabajo ha ocurrido varias veces que corren a personas que les está yendo muy bien por una mala administración del dueño o por algún error y que nadie se encuentra totalmente seguro… que ella me había dicho que a personas que llevan trabajando ahí varios años las cambiaban, de repente a posiciones de un ingreso mucho menor o las despedían sin gran explicación…
Considerando eso a lo mejor, Mariana, sin que tuviera esa intención, le recordaba que ella tenía un objetivo que trascendía ese trabajo, y que a través de un comentario hiriente que nadie se merece, le recordaba su objetivo original.
Me parece que, como en la situación que describo, sin justificar, ni evadir circunstancias complicadas, cuando les encontramos un sentido amortiguamos el dolor, diluimos el sentimiento de impotencia y vamos más allá de ese momento o esa persona hostil para encontrarle un sentido a nuestra identidad y a nuestra historia… Por eso creo que el dolor y personas incómodas en nuestra vida, muchas veces son maestros que nos obligamos a escuchar.
Arturo Hernández Vera especialista en dependencia emocional, infidelidad, celos y resolver ruptura de pareja
Psicólogos y terapia individual y de pareja en el D.F. División del Norte # 313, entre Prvidencia y Adolfo Prieto, Cólonia del Valle, Delegación Benito Juárez.