Día 1
¿Cómo maneja su propia ruptura de pareja un psicólogo que se dedica a resolver rupturas de pareja?
El siguiente escrito no es nada cómodo.
Desde hace varios años me intrigó el tema de seducción, ¿por qué alguien es atractivo? O cómo generar atracción. Posteriormente, me llamó la atención el tema de la dependencia emocional.
A partir de enero del 2007 comencé a orientar a personas para resolver una ruptura de pareja.
Como ya mencioné, no me es agradable, pero quiero usar las estrategias que recomiendo a mis pacientes para evaluar mi propio proceso.
Anoche mi novia y yo concluimos nuestra relación.
Si yo fuera mi paciente, ¿qué me diría?
Aquí comienza mi proceso de recuperación de la relación o de mí mismo.
Como paciente iría a consulta y diría:
¡Me siento de la patada! Siento un vacío inmenso, ganas de llorar, empero, no puedo, siento algo trabado en mi garganta, me cuesta trabajo respirar. Si hablo con alguien me distraigo y me siento mejor, pero no me ayuda mucho después de un rato.
Me da miedo estar en shock y que lo peor esté por venir. Lo he sentido en otras ocasiones, lo he visto con los pacientes, noches de insomnio, nostalgia, remordimiento culpa, incertidumbre, miedo a la soledad o a no encontrar a otra persona similar.
Siento emociones muy intensas por ella. La quiero muchísimo, es muy diferente a mí y me enriquece mucho su compañía. Ayer a estas horas se encontraba a punto de organizar el Baby Shower de mi hermana.
Lo hizo con excelencia, se involucró con la gente y la dirigió, todos se divirtieron.
¿Por qué terminamos?
Por mi inseguridad, irónico en apariencia: un psicólogo inseguro. Por no ser más comprometido y recíproco con ella.
La última semana fue particularmente tensa. Ella me gusta más que al principio. Pero entre más me gusta más inseguro y vulnerable me he sentido. Desde hace un año me dijo que le gustaría casarse conmigo y el tema se volvió cada vez más recurrente. Yo me sentía halagado y presionado. Ella es una mujer de carácter fuerte y me dijo que no esperaría más de tres años a que formalizáramos.
Tres años me pareció un buen lapso… Es curioso, no sé si me cuesta escribir, porque de alguna manera espero que este texto sea público, o porque parte de la sintomatología que vive una persona que sufre un duelo, supone desorientación.
Me siento avergonzado de compartir un proceso que la mayoría de los seres humanos pasan en algún momento. Me siento poco profesional, pero también creo que si soy sincero, más rápido me aclararé muchas cosas.
Lo primero que sucede en estas situaciones es que queremos eliminar el dolor, la angustia o la tristeza.
Lo segundo, asumimos coraje o culpa. Uno se siente absolutamente responsable de la ruptura de pareja o se siente estafado y traicionado. Se idealiza a la pareja, o se devalua. es parte natural del proceso de duelo.
Me cuesta trabajo considerar lo que les digo a mis pacientes en es te momento: “La única manera de quitarte la angustia es asumirla con consciencia”. Esto se aplica a todas las emociones desagradables que queramos resolver.
1er. Ejercicio: Describe tu emoción desagradable como una experiencia orgánica (esto te permite distanciarte del acontecimiento y empezarás a resolver el dolor): Siento el ceño fruncido, la garganta cerrada, me cuesta trabajo respirar, apenas trago saliva, mi boca está seca, mi vista cansada, debido a que anoche no dormí, vuelvo a aspirar, me aprieta el pecho, respiro, y es cómo si trajera un chaleco apretado, en este momento mi estómago está tranquilo, pero había estado muy inquieto.
¿Qué pensamientos aparecen por tu cabeza?
Pienso que ella puede llegar a leer lo que estoy escribiendo, eso me daría pena, no sé por qué, conoce mis lados más profundos, le he compartido muchas de mis inseguridades.
En este momento dudo si postearé esto. No me siento fluido para escribir o describir, estoy muy desorganizado.
Si fuera mi paciente me preguntaría: “¿Qué sucedió?”
Me respondería:
Creo que soy afortunado, ha sido la relación más larga que he tenido, para ella también ha sido su relación más larga. Hay algo que aprendo de esta relación, una lección tiene que ver conmigo, la otra la tomo de cómo es ella. Primera lección: “SI TÚ NO TE QUIERES, NO IMPORTA CUÁNTO TE QUIERA OTRA PERSONA, NO VAS A SER FELIZ.” Ella me trataba súper bien la mayor parte del tiempo, era congruente, clara, dispuesta, sólo se retraía y era fría o ambigua si yo llegaba a lastimarla.
Segunda lección: “QUIÉRETE A TI MISM@ POR SOBRE TODO”. Ella me enseñaba eso al mirarse al espejo desnuda, al comprarse ropa o servicios que le permitieran verse y sentirse mejor, es curioso, que es muy generosa con todos sus seres queridos.
Creo que ambos principios suponen la siguiente ley: “nadie da lo que no tiene.” Si no tienes amor propio, te será difícil poner límites y estarás muy vulnerable a buscarlo en una relación, cuando la experiencia más gratificante sería compartir ese amor con alguien, no pedirlo.
Ya lo mencioné, pero reitero la experiencia que sucede en estas circunstancias, ves a la otra persona como perfecta, cuando es un ser humano normal con limitaciones, el dolor engrandece a la persona que se siente perdida, o la vuelve la más odiada, el vilano o la villana que te arrebataron el sentido y felicidad de tu vida.
Voy a comer con mi familia, distraerse ayuda a mover la energía del foco del dolor.

Siento mucho que hayas tenido esa ruptura Arturo, sin embargo me sirve mucho tu publicación para entender cómo se siente un psicólogo en esta situación, cosa que no es común que sea descrita. Creemos que los psicólogos tienen la mente arreglada y me agrada ver el lado humano que desmiente eso.
Creo que por todo lo que narras en tu publicación es lo que uno quiere evitar cuando está con alguien a pesar de ya no sentirse a gusto.
Saludos cordiales,
¡Gracias por tus palabras y empatía Sofi!
Aprecio que leas lo que escribo.