Tu mejor consejero es tu cuerpo.
Insomnio, taquicardia, lágrimas, malestares estomacales, temblores, comezón, contracturas…
Son elementos que ilustran algo pendiente, y sí se acentúan, por lo general tratan de protegernos o ubicarnos.
Tu mejor consejero es tu cuerpo.
Insomnio, taquicardia, lágrimas, malestares estomacales, temblores, comezón, contracturas…
Son elementos que ilustran algo pendiente, y sí se acentúan, por lo general tratan de protegernos o ubicarnos.
“Fluye”,
“suelta”,
“confía”.
Son intenciones que me parecen liberadoras, pero si me obligo a experimentarlas, generan lo opuesto:
Me pongo a analizar de más, me pasmo o hago movimientos torpes.
Creo que hay cierta lucidez cuando me hago responsable de mis emociones desagradables y dejo de culpar a algo o a alguien de un malestar…
…pero también es frecuente que surja impotencia cuando trato de trascender esa emociones y entre más “maduro”, “evolucionado”, “mejor persona”, “menos intenso”, trato de ser…
…tiendo a amplificar esas emociones incómodas.
Después de algunas semanas de notar cómo me limitaba cada vez más una tensión en mi cadera, fui con un fisioterapeuta que me recomendó un amigo.
Durante toda mi vida he sentido vergüenza.
El miedo al rechazo, la búsqueda de aprobación, la preocupación por hacer el ridículo se presentan con frecuencia en mi historia.
Al dar terapia descubrí que pelear con una emoción la acentúa.
Y fue liberador descubrir que jugar con la vergüenza puede integrarla, compartirla o volverla una experiencia dulce.
El trámite para llegar a esta conclusión jamás se me hubiera ocurrido: un mameluco.
Me gustó mucho una experiencia que me compartió un paciente acerca de cómo un evento que decepcionaba una expectativa se ocupo como una pequeña vacación.
De vez en cuando nado.
En esas ocasiones trato de tener presente la técnica. No busco distancias, ni esforzarme, sino sentir que patino dentro del agua .
En una noche de insomnio en la que me ponía cada vez más ansioso pensando en temas de pareja, de salud y económicos, me ayudó a romper esa inercia paranoica una triada:
perdonarme, celebrarme o agradecer…
El siguente es un fragmento de Libera tu Magia de Liz Gilbert:
HAZ OTRA COSA
¿Cómo te quitas de encima la sensación de fracaso y vergüenza para seguir?
En primer lugar, perdónate.
Considerado el texto anterior, ahora propongo una medida concreta que posibilita la certeza al respetar un proceso de incertidumbre.
La idea la tomé de un paciente que terminó una relación y se hundió…
Empezó su duelo con una resignación atípica:
en lugar de obligarse a estar bien, se permitió deprimirse el fin de semana que pasó la separación.